
Así y todo, a pesar de intentos múltiples, no conocí el orgasmo hasta que fui maravillosamente iluminada por el video de Girls of Summer, de Aerosmith, en el cual una de sus protagonistas se masturba con el agua de una canilla. Resulta que la potencia del agua a una temperatura adecuada y la fuerza natural de la gravedad hacen que el autoplacer sea algo totalmente sin esfuerzo y hasta sirve para aquellas que son medio reticentes a "ensuciarse las manos".
Una vez que descubrí las sensaciones del orgasmo, empecé a incursionar en el mundo del autodescubrimiento. La búsqueda de distintos estímulos, desde el clitoriano hasta la apasionante exploración del Punto G [que no es mito, señores, ¡basta de mentirse a ustedes mismos!], sumados a otras caricias, como aquellas en los pezones, las piernas, el cuello o donde sea que a una le cause escalofríos, ha sido una misión personal, y debe serlo para cualquier mujer que se precie de tal.
Una vez una amiga dijo que se iba a "dar cariño", a lo que respondí: "no querida, cuando se trata de intimidad, no es cariño, es amor!".